En un mercado globalizado, donde importa más el cómo se fabrica que el dónde, Eastman se abre paso con fuerza al haber sabido fusionar lo mejor de EEUU y China para ofrecernos unos instrumentos de calidad, a un precio asequible.
Y es que hoy en día, donde prácticamente todas las marcas que venden a gran escala tienen su producción en China, la diferencia está en tener tus propias fábricas, donde controlas la producción y calidad desde 0, como el caso de Eastman.
La otra opción, más rápida y lucrosa es contratar una de las numerosas empresas que fabrica a gran escala para que desarrollen una línea con tu marca, a bajo coste, dejando los controles de calidad en manos de terceros.
La liberación de las políticas comerciales chinas a finales de los 80 causó algo parecido a una “fiebre del oro” en el mercado de los instrumentos musicales. Numerosos fabricantes y distribuidores acudían en masa al gigante asiático para conseguir los instrumentos más baratos y que les permitiesen mayores beneficios.
Mientras que la mayoría vio la oportunidad para conseguir instrumentos cada vez más baratos sin prestar atención a la fabricación, Quan Ni, fundador de Eastman, tuvo un enfoque diferente: hacer instrumentos de calidad a un mejor precio.
Flautista consumado, el señor Ni dejó su China natal para estudiar en la Universidad de Boston en la década de los 80. En 1992, lanzó Eastman Music, vendiendo violines hechos en China en la parte trasera de su automóvil.
Sus instrumentos no eran baratos, pero si ofrecían algunos puntos con valor excepcional como tapas de abeto talladas a mano. Las tiendas especializadas fueron las primeras en interesarse por estos productos, que en pocos años se convirtieron en referentes tanto en escuelas como en conservatorios. En 2001, Eastman ya era el proveedor número uno de cuerdas para el país.
Ni, ha expandido continuamente Eastman, al aprovechar las habilidades del mercado laboral expansivo de China. En 1994 abrió su propia fábrica de violines en Beijing para garantizar por completo el control de calidad y diseño.
Su apuesta queda clara cuando recientemente adquiere las prestigiosas compañías americanas W. S. Haynes dedicada al mundo de las flautas, S.E. Shires, factoría donde se fabrican trombones y trompetas artesanales de primer nivel y Backun, fabricante artesanal de clarinetes al que también le avalan muchos años en el mercado profesional.
Esta apuesta nos indica el camino a seguir por Eastman, al fusionar la experiencia en fabricación y conocimiento de producto de las prestigiosas firmas estadounidenses para elevar la calidad del producto fabricada en sus propias fábricas de China.
Los expertos artesanos y especialistas de cada fábrica, viajan regularmente a China para asesorar en los métodos de producción y diseño, a la vez que forman a los operarios chinos.
Así pues, los instrumentos Eastman se benefician de los avances y diseños de sus reputados “hermanos” mayores que gozan ya del prestigio entre los músicos profesionales de todo el mundo.
Sabedores de que este sistema no es la manera más rápida de conseguir un crecimiento, el equipo liderado por Ni está convencido de que la mejor manera para tener un negocio sostenible debe ser apostar por construir instrumentos de buena calidad, al mejor precio posible.