Un músico increíble sobre el escenario y una persona con los pies en la tierra cuando baja de él. David Pastor, una de las mejores trompetas de nuestro jazz nacional, con pasión y dedicación absoluta por su trabajo, confiesa que no podría dedicarse a otra cosa que no fuera la música. Nos tomamos con él un Café con bemoles y nos dejamos llevar por lo bien que suenan sus palabras y su trompeta.
Naciste en Alemania, ¿se te pegó algo del carácter serio de los alemanes o eres más de espíritu mediterráneo?
Aunque nací allí, vine de muy pequeño a Sedaví así que no dio tiempo a adquirir el carácter alemán. Soy muy mediterráneo en general, pero si me dejas allí un par de días soy tan alemán como el que más, eso sí, con el humor añadido.
Si no te hubieras dedicado a la música, ¿lo tuyo habría sido la jardinería o las finanzas?
No puedo plantearme la vida sin haber sido músico profesional, lo más lejos que me voy de un escenario es a un aula para ser profesor de música. Así que, entre jardinería o finanzas, me quedo con la música y la trompeta en mis manos.
¿Cuántas trompetas han pasado por las manos de David Pastor?
¡Muchísimas! He tenido la suerte de poder tocar muchos tipos de trompetas, de años, marcas y modelos distintos. Además, el hecho de formar parte de proyectos de estilos distintos (jazz, el clásico, la salsa…) ha hecho que esté siempre buscando el instrumento adecuado para cada género y descubriendo mis distintos sonidos. He tenido muchos instrumentos propios a los que he sacado mucho partido y con los que disfruto mucho. Me encanta probar trompetas nuevas y compartir opiniones sobre ellas con otros músicos.
¿Cuántas tienes ahora?
En estos momentos tengo siete trompetas en Sib, una en C, dos fliscornos, una corneta y una piccolo.
¿El momento más vergonzoso encima de un escenario?
Vergonzoso, ninguno. Si afrontas tu trabajo con profesionalidad y respeto, e intentas dar lo mejor de ti en cada concierto no hay de qué temer. No obstante, sí que he vivido algún momento de apuro al acompañar a cantantes que no se han subido al escenario en condiciones. Cuando tienes que acompañar a alguien que no está centrado, el trabajo se complica.
¿Y el más satisfactorio?
Me gusta tanto lo que hago que puedo afirmar tranquilamente que todos. Pero, claro siempre hay algunas imágenes y sensaciones que se te quedan grabadas como este verano al tocar con la Orquesta de Valencia en el contexto del Festival de Jazz, el haber tocado con la OBC, haber compartido escenario con grandes artistas… Me siento muy afortunado de poder viajar con mi trompeta y conocer lugares y personas excepcionales a través de escenarios.
¿El mayor capricho que te das después de un concierto para celebrarlo?
¡Una cervecita fresquita rodeado de mis amigos, de gente a la que quiero y me quiere!
¿Qué es lo primero que haces al levantarte?
Abro los ojos al mundo y mi mente de forma automática prepara el plan del día en mi cabeza. Me tomo un café y me lanzo de lleno a la música: bien a estudiar, a dar clases, ensayar, preparar repertorios, arreglos, componer, grabar…
¿Cuál es el disco que más escuchas cuando necesitas cargar las pilas?
Un recopilatorio de Earth, Wind and Fire. Altamente recomendable.
¿Eres de los que escucha sus grabaciones una y otra vez para buscar fallos?
Si, hasta la extenuación. Me gusta mucho cuidar el detalle, soy muy exigente en general pero sobre todo conmigo mismo. Me gusta que todas las cosas que hago pasen, digamos, por el filtro de calidad que yo sé que posteriormente yo mismo tendré para otros y que otros tienen para conmigo.
Después de tantos años viviendo en Barcelona, ¿qué es lo que más te gusta hacer cuando vuelves a tu casa a Sedaví?
Lo más simple y a la vez más especial, pasar tiempo con mi familia y encontrarme con mis amigos.
Si pudieras sentarte a charlar con alguno de tus ídolos, ¿con quién te gustaría tomar un café con bemoles?
Con Miles Davis, sin duda.
¿Quieres conocer un poco más a David Pastor? Visita su web www.davidpastortrumpet.com