Si hay un músico al que nos gustaría invitar a tomar un Café con bemoles, ése es Antonio Pérez. Profesor de flauta del Conservatorio Profesional de Música “Joaquín Turina” de Madrid y creador del blog Bricoflauta aporta a su trabajo las mismas dosis de humor que de profesionalidad. Su pasión por la flauta le ha llevado a convertirse dentro y fuera de la red en una de esas personas a las que siempre merece la pena escuchar.
Desde niño, siempre supiste que lo tuyo era la flauta. ¿Fue un amor a primera vista?
Un místico del siglo XV escribió: «con dos alas se levanta el hombre de lo terreno: simplicidad y pureza». Precisamente estas dos cualidades son para mi las que definen el sonido de la flauta.
Me enamoré de este instrumento siendo muy pequeño cuando escuchaba a la banda de música de mi pueblo los domingos en el templete. Sólo estaba pendiente de la flauta de entre todos los instrumentos. Era una fijación. Su sonido me cautivaba, me hipnotizaba. A los 7 años empecé a estudiar el flautín y a los 11 comencé a estudiar en el conservatorio. Renuevo ese amor todos los días, en la prosperidad y la adversidad, en la salud y la enfermedad… hasta que la muerte nos separe… pero volveré a ello cuando resucite.
¿También lo tenías tan claro cuando decidiste dedicarte a la docencia?
Para mi la vida es un juego y el estar con niños me permite no perder esa parte de niño que todos llevamos dentro. Les entiendo muy bien y creo que tengo una intuición especial para conectar con ellos. La docencia es la profesión perfecta para un niño como yo.
Seguro que no eres un profesor normal y corriente ¿Qué es lo que más sorprende de ti a tus alumnos?
Tendrían que decírtelo ellos, aunque tengo la sensación de que cada vez es más complicado sorprender a personas que llevan el mundo en su smartphone.
Si la pregunta fuera para mí, ¿qué me sorprende de mí mismo?, diría que me sorprende el que cada día para mí sea una motivación, teniendo en cuenta la cantidad de años que llevo dedicado a estos negocios. Siempre estoy pensado en nuevos ejercicios, explorando, filosofando, buscando las últimas novedades en libros, accesorios, deshaciendo y rehaciendo lo que ayer afirmaba como dogma, y por supuesto, compartiéndolo en mi blog o en redes sociales. El poder compartirlo creo que es muy importante en este proceso creativo.
¿Qué es lo más difícil que se puede enseñar a un estudiante de música?
Ayudarles a convertirse en quienes son, enseñarles a ser uno mismo, sin duda. Vivimos en una sociedad globalizada y deshumanizada donde los tomates no saben a nada y los yogures saben todos igual. Todo conspira en contra y se nos programa desde pequeños a ser todos iguales. Por supuesto que todos somos iguales en esencia pero al mismo tiempo todos somos diferentes. Me resulta maravilloso y revelador que no haya dos sonidos iguales en la flauta.
Con tu blog de Bricoflauta te has convertido en toda una referencia en internet, ¿cómo se lleva eso de ser un “influencer”?
No soy consciente de ser una persona influyente, Bricoflauta surgió simplemente como una necesidad de compartir unas inquietudes y unas experiencias. Uno de los objetivo de mi blog es ayudar a romper esquemas muy estereotipados que existen con respecto a la flauta, la música o lo vida misma. Mi lema es “BRICOFLAUTA-OTRO CONCEPTO, O NO”, una frase aparentemente contradictoria pero que nos invita a no dar nada como absoluto; a replantearnos constantemente lo que dábamos como una verdad definitiva.
¿Harías cualquier cosa por tus fans?
Lo de «fans» lo relaciono con Enrique Iglesias , las «Spice Girls», «los Chunguitos» o algunos «músicos clásicos» que han encontrado en esto del marketing y el famoseo un filón de oro para sus bolsillos. Siempre he tenido claro que Bricoflauta es un blog para una inmensa minoría… Y lo sabes.
¿Eres de los que prefiere escuchar o ser escuchado?
La vida me ha enseñado que para escuchar a los demás necesitas primero escucharte a ti mismo. Escuchar a alguien es uno de los actos más generosos que puede hacer el ser humano, incluso el flautista, pero no es fácil. Nuestra mente está llena de ruidos y de interferencias que dificultan enormemente esa escucha interior.
Si nos invitaras a comer a tu casa, ¿cuál sería tu plato estrella para conquistarnos?
Creo que con los aperitivos ya metería en el bote a mis invitados: unas buenas gambas de Huelva con un cava frío, unos berberechos al vapor, un buen jamón bien cortado… y mi plato estrella «Diafragma a la parrilla con salsa Miramachu”, siempre doy a mis comensales la opción de elegir la salsa «chimichurri».
Dices que la cocina es uno de tus sitios preferidos para estudiar. Deduzco que has probado más opciones de la casa…
He probado en el baño, en el salón, en la habitación, en el estudio… ¡oye chica! pero es que lo de estar con la flauta y con el «Cillit Bang» de vez en cuando limpiando la campana extractora o haciendo un pan de semillas en la panificadora me va de maravilla a la hora de trabajar los pasajes «cansinos». A mi edad ya no me va eso de estar en el atril como si me fuera con ello la vida, ya lo he hecho antes.
¿Una canción que recuerdes de niño?
Yo cantaba mucho de pequeño, incluso el maestro de música de mi pueblo me utilizaba para probar las voces blancas de las candidatas que querían a formar parte del coro. Los niñas tenían que repetir lo que yo hacía… era una especie de «Joselito» pero en «versión gratuita».
Recuerdo que mi tía Amparo que era profesora en un colegio, me llevaba con 3 años a la clase de mayores, y me subía a su mesa para que cantara para toda la clase. En esa época cantaba muy a menudo la «Habanera del Soldadito»:
«Marchaba a ser soldado / cuando al mozo le salió a despedir / la moza que le amaba y que quería con el partir…»
¿Y la última canción que se te haya pegado a la cabeza?
Venía hoy silbando por la calle la obertura de la Flauta Mágica de Mozart. También te tengo que decir que canturreo casi todos los días del año «La Puerta de Alcalá». Cada vez que paso por este emblemático monumento de la ciudad, cuando llevo a mis hijas al colegio, me viene automáticamente la canción.
¿Un momento musical en la historia en el que te hubiera gustado estar presente?
Me hubiera gustado estar presente en la casa de Mozart la noche anterior al estreno de su ópera de Don Giovanni en Praga, cuentan que compuso la obertura de la ópera esa misma noche después de venir de una fiesta a las doce de la noche y que, para no dormirse, su mujer Constanze de vez en cuando le daba conversación para que no se durmiera y pudiera terminar la partitura.
Componer esa maravilla de obertura en unas horas es de «extraterrestres» pero hacerlo a la vez que te habla tu mujer es sólo digno de dioses.
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